PEBdE, Número CATORCE, junio 1994


ATENCION / EDICION EXTRAORDINARIA

Después de más de un año, y 13 números publicados, creemos que es oportuno hacer un recuento de nuestro trabajo, como se verá en este edición extraordinaria , hemos publicado a diez poetas invitados, cuatro mujeres y seis hombres, cuyas edades arrojan un promedio de 23 años, todos ellos inéditos; hemos publicado tres homenajes, uno a Adan Felipe Mejía y Herrera «EL CORREGIDOR» , otro a Domingo Martínez Luján y por último a Nicomedes Santa Cruz; hemos, en fin, tratado de ser un aliciente y un estímulo para las nuevas generaciones de poetas, sin olvidar, por otro lado, el merecido reconocimiento a nuestras grandes figuras del pasado.

Esto es sólo un «mientras tanto», un vistazo preliminar al camino recorrido, a los logros y a los defectos. Quisiéramos tener una mayor capacidad para acoger en nuestras hojas a todos los creadores, tenemos metas para la próxima jornada: crecer, en tamaño y en circulación (empezamos con un tiraje de 100 ejemplares, hoy bordeamos los 700), publicar prosas, cuentos, artículos de crítica, opiniones… Tenemos la decisión, el empuje, la inmensa terquedad, los sueños…

Estamos seguros que lo lograremos…


Domingo Martínez Luján (Lima, 1872 – Lima, 1933)

Uno de los más grandes exponentes de la lírica romántica, maestro del soneto, su gloria alcanzó la altura de José Santos Chocano, su comtemporáneo, aunque su vida disipada y la desidia oficial lo arrinconaron en el olvido. Colaboró en «El Tiempo», «La Revista Semanal» y «La Crónica».

JULIO CESAR

I
Esto vieron los dioses, asombrados,
desde el Olimpo: en procesión sangrienta,
para la especie racional afrenta,
iban célebres hombres victimados.

Pueblos y razas y épocas, manchados
en sus verdugos y asesinos: lenta
vanguardia del combate en la tormenta,
va, cara al porvenir, contra los hados.

Abel, Sócrates, Cristo: muchedumbre
de varones dolientes, les arroja
un agónico sol purpúrea lumbre…

Súbito César, entre tantas vidas
truncadas, pide un puesto: se despoja
del manto y muestra veintitres heridas!

II
Esto los dioses ven, y, conmovidos,
olvidan sus simbólicos placeres:
ellos también, aunque divinos seres,
están a las pasiones sometidos.

A Júpiter pregutándole rendidos:
-¡Oh, Jove, dios de dioses! ¿Tú prefieres
al marido de todas las mujeres,
o a la mujer de todos los maridos?

El soberano del Olimpo mira
a sus postrados súbditos cubierta
la faz por una máscara: por su ira;

Y les responde: «esa alma fulgurante
no podía salir por una puerta,
le abrieron veintitres». ¡Apolo cante!


Adán Felipe Mejía y Herrera, ¨»El Corregidor» (Lima, 1896-San Miguel, 1948)

Durante su trayectoria periodística tuvo a su cargo las columnas siguientes: «De la viandanza urbana», «Exhumaciones», «Sport con soda» en el diario El Tiempo; «Papel picado» en el Universal; «Sancochado» en Buen Humor; «Ayer y hoy» y «Puntada sin ñudo» en La Prensa. Asimismo, escribió en Iris, La Hoguera, El Tiempo, Universal, La Revista Semanal, El Hombre de la Calle, Buen Humor, Suácate, La Prensa y en Tracatrán, semanario humorístico del que fue su director y editor.

CARTA DE «EL CORREGIDOR» A MARIA IZQUIERDO

(Publicada en el diario «La Crónica» de Lima, el 28 de julio de 1950)

Callao, 11 de setiembre de 1944.

A la artista americana doña Maria Izquierdo, en el Hotel Bertolotto, en San Miguel, a la hora del almuerzo, frente al mar, devotamente.
Amiga nuestra:

No almorzará usted mal su último almuerzo en esta tierra desnutrida, ya que lo compondrá Juanito Bertolotto, hombre de añeja tradición almuercística, bajo la crítica severa y tajatriz del doctor Juan Francisco Valega, el dietatologista del Perú más caracterizado, cuyos ojos verdones y tamaños descubrirán defectos que su fraseo corto y contundente traducirá ipso-inmediato.
La penas ponen tónico: reponen. Y yo tengo gran pena de no estar con usted a la despedida. No me hará mal. Pero, más pena albergaría si fuese a despedirla, ya que despedir es dejar ir, siendo así que no es cierto que usted se va de entre nosotros, para siempre jamás no volver nunca, puesto que nos deja su alma clara. No en muchos lienzos, creo yo; empero, en trato espiritual: pinta más la personalidad que la pintura de los tubos.
Yo hubiese querido escribir un artículo sobre su arte, para atenuar en su corazón el efecto aguanoso de la zambicholería opinadora; pero, ya yo no escribo en escritura, porque los criollos hemos perdido el uso del arte de escribir: las leyes del Estado prohijan el silencio, ese silencio de nuestros patios viejos, que es tan cómodo, donde apenas resalta la gota de agua isócrona de la destilera golpeando el botijón, o la repitería palabrosa del loro… Entonces los escritores del país, que si tienen pistolas las empeñan, hemos descubierto una admirable forma peruana de escribir verbalmente en una oralidad callada, que todos nosotros entendemos de perlas…
¡Habrá que aprender a pintar para decir nuestras verdades, ya que los bípedos notables entienden el lenguaje de ustedes, los pintores, un poco peor que el nuestro, los plumarios! Juan Francisco Valega, con quien converso diariamente hace veinte años, me ha dicho, el otro día, que yo he dicho esto de usted:
«América ha sido un continente sin infancia. La vejez nos la trajeron los españoles en galeones. La infancia de América comienza con Maria Izquierdo.»
Yo no sé si he dicho eso, velos de alcohol consutilaban mi memoria. Pero, Valega es uno de los hombres más veraces que he tratado en mi vida. Y acepto esa frase como mía, porque, además, mi almario privativo no la rechaza como extraña.
Es así. Yo no sé si pinta usted bien o pinta mal porque yo no entiendo de pintura. El que entiende de pintura, pinta. Yo no hablo de las pinturas, sino de los pintores. A mí no me pregunten de la pintura de José Sabogal, nuestro cajabambino irrefutable; ni de nuestra limeña Codecido, esa chola magnífica; ni de nuestro cajamarquino, mi compañero Camilito Blas: habladme de ellos, de los cholos, personales, auténticos e inconfundibilizantes…
¡Mi tesis, admirable Maria, la de que América es un continente sin infancia, es una tesis tan mala como la mejor y puede tener larga vida porque a mí no me importa que sea mentira.
Pasemos en materia.
En nuestra América (¿no es cierto Maria?)
Miente la filosofía, que está regentada por todos los hombres que en América quieren que la verdad no se sepa.
Miente la política, que es la concentración de fuerzas dispersas al servicios de pocos.
Miente la ciencia, que nadie sabe lo que es.
Miente el arte, que es un amontonamiento de convencionalismos repugnantes.
Miente la economía.
Miente (¡y qué bien miente!) la estadística.
Mentimos todos.
Entonces… ¿Cuál es el camino de la verdad?
¡Ir a la infancia!… Y todo el que en América busca algo cierto, está regresando hacia su infancia.
No creo decir un disparate, afirmando, que en el arte de usted está la fuente castalia donde irán a abrevar, en adelante, todos los artistas de América que quieran encontrar la «carretera americana»…
¡Cuánto podría decirle, amiga nuestra!
¡Cuánto se me habrá de quedar en el cintajo de mi tipewriter, por poltrón y perezoso que soy, esperando los últimos segundos para escribir malos renglones.
Pero eso sí, esta carta es con continuará, como las novelas por entrega. Acépteme esta entrega, por lo pronto y déjeme que la abrace muy apretadamente, con permiso de mi tocayo, el gordísimo roto cholo de Uribe, mi amigo amabilísimo.
Suyo, admirador agradecido.

El Corregidor


Nicomedes Santa Cruz (Lima, 1925 – Madrid, 1992)

Uno de los más destacados poetas del Perú comtemporáneo, decimista por excelencia cantó al pueblo y dibujó con palabras su época.

RITMOS NEGROS DEL PERU

Ritmos de la esclavitud
contra amarguras y penas.
Al compás de las cadenas
ritmos negros del Perú.

De Africa llegó mi abuela
vestida con caracoles,
la trajeron lo?epañoles
en un barco carabela.
La marcaron con candela,
la carimba fue su cruz.
Y en la América del Sur
al golpe de sus dolores
dieron los negros tambores
ritmos de la esclavitud.

Por una moneda sola
la revendieron en Lima,
y en la Hacienda «La Molina»
sirvió a la gente española.
Con otros negros de Angola
ganaron por sus faenas:
¡zancudos para sus venas!
para dormir ¡duro suelo!
y naíta ?e consuelo
contra amarguras y penas.

En la plantación de caña
nació el triste socabón,
en el trapiche de ron
el negro cantó la saña.
El machete y la guadaña
curtió sus manos morenas;
y los indios con sus quenas
y el negro con tamborete
cantaron su triste suerte
al compás de las cadenas.

Murieron los negros viejos,
pero entre la caña seca
se escucha su zamacueca
y el panalivio, muy lejos.
Y se escuchan los festejos
que cantó en su juventud.
De Cañete a Tombuctú,
de Chancay a Mozambique
llevan sus claros repiques
ritmos negros del Perú.


Ricardo Alfredo Ayllón Cabrejos (Chimbote, 1969)

Estudió en el colegio «Inmaculada de la Merced» de Chimbote; acaba de egresar de la Facultad de Derecho de la Universidad de San Marcos. Obtuvo el Primer Puesto en los concursos de Poesía organizados por el INC de la Provincia de Santa, Chimbote, en 1992 y 1993.

AL SOÑADOR

Fuera, a la vida, el tiempo es más real,
la materia no es impalpable,
ni los sonidos inútiles.

Fuera, la piedra dura duele además de ser,
los horizontes hablan, no se dictan,
los amores no aparecen narrados.

Los sentidos insultados son la diferencia,
la barrera,
este, que dormita insultándolos,
la construye;
que vegeta
meciéndose en manoseadas imaginaciones.

Este, dentro, morirá estéril
las experiencias asistirán a su funeral asqueadas.


Nimia Costas Nebrija (Lima, 1974)

Actualmente estudia Derecho en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En 1992, obtuvo el primer lugar en el concurso de poesía organizado por la Municipalidad de San Juan de Miraflores.

HUBIESE SIDO MEJOR

Hubiese sido mejor que escarbara en tus ojos hasta morirme,
y que enterraras mi alma en tus pupilas de fuego,
antes que bajar la mirada y retorcer el corazón.

Quise ser un trocito de barro para estar en tu manos,
para que jugaras conmigo a moldear tu destino.
Hubiese sido un trozo de crepúsculo
para que me hirieran tus ojos,
para que tu alma dejara su nostalgia en la mía.

Pero me venció la aurora y no supe ocultarte,
por qué tuvo que ser todo tan triste,
por qué tenía mi alma que aferrarse a ti…

Ahora mi vida es un puñado de arena, un corazón de arena
que se deshace de a pocos en el tiempo de tu olvido…


Francisco Pinilla García (Lima, 1970)

Estudió en el colegio La Inmaculada y actualmente cursa el último año de Biología en la Universidad Nacional Agraria de La Molina. Escribe desde la secundaria, no ha publicado ningún libro todavía.

UN DIA SENTADO EN LA PLAYA…

Un día sentado en la playa,
aprendí a mirar para arriba

no vi gaviotas volando en el cielo
no sentí el sol quemando mi rostro
no supe siquiera si hacía calor.

Un día sentado en la playa,
aprendí a mirar para abajo

vi mis pies retozando en la arena
vi mi sombra difusa a lo lejos
vi un mundo infinito a mi alcance.

Un día sentado en la playa,
aprendí a mirar a los lados

miré al frente y estaba el mar
miré para atrás y había un cerro
miré a mi lado y te vi.


Mali Maldonado (Lima, 1969)

Cursó estudios de Psicología y Teatro; ha participado en montajes del TUC y se ha presentado como cantante en diversos locales de Lima. Actualmente se encuentra en preparación su libro de poesías ,»Razón Antes que Noche».

TERROR

Cuando el verte sea no verte para mí,
el estar contigo sólo soñarte;
el hablarte será entonces inútil.

Cuando los días trigan tu recuerdo,
y el cartero sólo excusas,
el sentirte será imposible.

Cuando tu cabello sea viento entre mis manos
y el teléfono un cadáver,
el oírte será entonces, sólo mi locura.


Patrick Wakeham (Lima, 1975)

Estudió en el colegio Markham, y planea estudiar Ingeniería Química en la Universidad de Kansas, Estados Unidos. Escribe poemas para sí desde los 12 años. Obtuvo el tercer puesto en los Juegos Florales de su colegio.

INTITULADO Nª 23

Si causé una pena al conocerte,
si abrí una herida que el tiempo no cerró,
si mi visión perturba tus sueños,
si mi sombra acosa tus pensamientos,
si tu vida es triste ahora,
si tu mundo fluye como un río
perdiendo consigo el sentimiento,
si una coraza cubre tu alma,
si en las noches no escuchas los truenos,
no vez los rayos,
no sientes las tormentas de mi amor,
entonces, y sólo entonces,
sé feliz, olvida,
piérderte en tu egoísmo,
sufre sola tu tortura,
porque nunca más estaré a tu lado.


Carlos Gonzáles (Lima, 1965)

«…edad 28 nacido en cualquier

parte de lima ocupación sobrevivir

(siempre esta de moda por aqui)

proyectos (?) una plaqueta a corto plaso

un libro largo muy largo plaso

anteriormente publique una plaqueta

HOMBRE TRECE MUERTOS y creo estodo»
En noviembre de 1993 publicó la plaqueta «Flores en Leche».

Me gusta ver

Me gusta ver
tu son y tus partes
por que es tu holor
que esta en mi piel
por que son tus ojos
en mi camino
por que tus formas
son tus formas y las compartes
con mi respirazion
con mi sombra
con mis cabellos
mi musi-k
tus colores
juntos
en esta caja blanca
que hoy es nuestro hogar.

a my chio


Avril Filomeno Núñez (Lima, 1976)

Estudió en el colegio Peruano-Francés ANDRE MALRAUX y actualmente se prepara para postular a la Escuela de Bellas Artes de Lima.

LA ESPUMA DEL MAR

Tenía una esperanza sabia
con un vestido un poco viejo
un tanto despeinada.

Tenía una ilusión muy estudiosa
que cansada de soñar
no se gozaba.

Ahora, mi esperanza
tiene un vestido azúl
y la ilusión le hace las trenzas.

Juntas están en la playa
las dos caminan en la arena
y la espuma del mar lame sus penas.


Renato Cisneros Sánchez (Lima, 1976)

Estudió en el colegio «Carmelitas» de Miraflores, y actualmente cursa Estudios Generales en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima. Tiene un poemario inédito «Habitante de la Palabra», que reúne poemas escritos entre 1989 y 1993.

HABITANTE DE LA PALABRA

Alguna vez me amarán estas aguas
alguna vez tendrán que sorprenderme
hurgando su belleza.
Mucho tiempo ha pasado desde que decidí establecerme en ellas.
Mi hogar es una barca que la espuma golpea, envejeciendo.
Mi silencio es una sombra, dos o tres nombres,
algún recuerdo.
La vida desde aquí no es muy original,
pero es hermosa.
Por el día los peces me alimentan
y el mar arrastra su canto doloroso.

Por la noche me inclino al poblado vuelo de unos pájaros
y un hilo violenta mi memoria de hierro.
Todavía me asiste el frío, mordiendo cada mano
alumbrando con furia cada playa desplomada.
Todavía el miedo hunde su garra.

Mucho tiempo ha pasado desde que habito estas aguas
y me consuela saber que no estoy solo.
Este es mi reino
alguna vez tendrá que amarme
hoy, por ejemplo
cuando esparzo mi cuerpo
en su distancia.


Leo Zelada (Rubén Grajeda – Lima, 1970)

Estudia filosofía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y publicó en 1993 la plaqueta «DELIRIUM TREMENS», adelanto del libro del mismo nombre. Es fundador y líder del Movimiento Cultural Neón.

6:15 (fragmento)

Ignoro
el sabor improbado de tus labios
y sin embargo cómo
explicarlo
me perteneces
desde antes del origen de los tiempos
desde siglos antes que
nacieras
y tú tal vez te preguntes
quien soy? que busco?
que pretendo al no cesar
nunca de observarte
yo soy aquel hombre
que has estado esperando
en tu larga contemplación de
los vacíos
el verbo absurdo que se niega inútil
a abolir el recuerdo
Ensoñación de un crepúsculo
que pugna desesperada por salir
suavidad de flores
cayendo encendida en la mirada
invierno de mar
huyendo desesperada de los trópicos
niña tonta que se niega
a usar tacones
Y abrir sus alas
y partir
sigue, sigue jugando
con tus muñecas azules
y tus ingenuos
origamis de papel
que yo velaré
de tu onírico sueño
de insulsos demonios
y oscuros dragones
que mantendré a raya
con mi roja espada
tan pura como el fuego
como el degollador de Pukará
como el hombre de Neanderthal
como el primer hombre
que habitó desconocido estas tierras
penetrando arma en mano
puñal en pecho
al denso enigma de tu ser
bombas molotov
tenues muchedumbres
Las 6:15
Y mis pasos
no hacen más que repetir
el eco intacto
de
tu nombre.


Elizabeth Ghiorzo Barrios (Lima, 1957)

Estudió en el colegio Elvira García y García, actualmente se desempeña como Secretaria en la Oficina de Extensión Cultural de la Universidad Peruana Cayetano Heredia.

HUIR

Si pudiera huir de tu mirada
esos ojos negros que me atrapan…
si pudiera huir de tus pensamientos
que me siguen y me acosan sin cesar…
si pudiera huir de tus labios ardientes
que aun me queman en la piel…
si pudiera huir de todo tu ser
volvería a ser libre al fin.