PEBdE, Número SEIS, octubre 1993

La cita, JOSE HERNANDEZ «Martín Fierro»

Canta el pueblero… y es pueta;
Canta el gaucho… y ¡ay Jesús!
Lo miran como avestruz,
Su inorancia los asombra;
Mas siempre sirven las sombras
Para distinguir la luz.

JOSE HERNANDEZ
«Martín Fierro»


ATENCION

Estamos en camino, la jornada es larga, la ruta pesada, pero seguimos; ya llegamos al número seis, y ya empezamos a dilatar nuestras fronteras, «Poetas en Busca de Editor» ya se empieza a ganar un lugar en las mentes de todos los que se dedican al quehacer literario o, por lo menos, gustan de él.
Nuestra razón de ser son los poetas, los jóvenes que recién empiezan, para que tengan una primera tribuna donde darse a conocer, y los viejos, los maestros, los formadores, para librarlos del injusto olvido.
Invitamos a todos los poetas a participar en este proyecto, a hacerlo crecer y madurar y desarrollarse. Nuestras puertas están abiertas para todo tipo de buena poesía, y buena poesía es la creada con pasión, con emoción y dando lo mejor de sí, buena poesía es aquella que sale del alma, pura y sencilla, sin dobleces…


Renato Cisneros Sánchez (Lima, 1976)

Estudió en el colegio «Carmelitas» de Miraflores, y actualmente cursa Estudios Generales en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima. Tiene un poemario inédito «Habitante de la Palabra», que reúne poemas escritos entre 1989 y 1993.

HABITANTE DE LA PALABRA

Alguna vez me amarán estas aguas
alguna vez tendrán que sorprenderme
hurgando su belleza.

Mucho tiempo ha pasado desde que decidí establecerme en ellas.

Mi hogar es una barca que la espuma golpea, envejeciendo.

Mi silencio es una sombra, dos o tres nombres,
algún recuerdo.

La vida desde aquí no es muy original,
pero es hermosa.

Por el día los peces me alimentan
y el mar arrastra su canto doloroso.

Por la noche me inclino al poblado vuelo de unos pájaros
y un hilo violenta mi memoria de hierro.

Todavía me asiste el frío, mordiendo cada mano
alumbrando con furia cada playa desplomada.

Todavía el miedo hunde su garra.

Mucho tiempo ha pasado desde que habito estas aguas
y me consuela saber que no estoy solo.

Este es mi reino
alguna vez tendrá que amarme
hoy, por ejemplo
cuando esparzo mi cuerpo
en su distancia.

REINO DOLOROSO

Háblame de ti,
de la quietud de tu sonrisa y la firmeza de tus labios,
de cómo enciendes cada tañido y olor que sobrevuelan la noche.

Háblame de ti,
y de la soledad con que sacudes mis palabras.

El dolor se adelanta a mi mano cuando en ti pienso,
alargo el llanto,
sigo tu rastro,
arrimo a las nubes con el pico apagado, y siempre tu cuerpo lo siembro de trinos.

El cielo son mis huellas
y la luna mi coraza.

El mar son mis preguntas
y el sol mi vuelo que arde.

Háblame, dime, cuéntame algo de ti,
rápido,
que el sol se quiebra,
la lluvia cae como una jaula, y se hace tarde.

Eres un canto razonable,
una caricia intacta
un pétalo del alma. Eres el alma.

Hoy, háblame de ti
para morir tranquilo.

MI AMOR ENTRE LOS PAJAROS (Fragmento)

Yo nada pretendo
nada exijo
a nada te fuerzo.

Pero la luz aun cuelga de tus dedos,
pero tus dedos arrastran mis palabras
porque te extraño amor
y ciertamente
porque te quiero.


José Luis Mejía Huamán (Lima, 1969)
ESTABAN DE NOSOTROS TAN LEJANOS


a Mario

Se nos empiezan a morir los viejos
y sus arrugas pasan a nosotros
la muerte ya no es cosa de los otros
y pierden gentileza los espejos.

Era distinto cuando fue el abuelo
el que por siempre se quedó dormido
era un viejito bueno y consumido
que se marchaba a descansar al cielo.

Era distinto porque los ancianos
que cuando niños todos conocimos
eran ancianos desde que los vimos
y estaban de nosotros tan lejanos.

Ahora sentimos mucho más los muertos
porque los vimos jóvenes y fuertes
porque nos duele verlos tan inertes
tan nada tan vencidos tan inciertos.

Resulta de repente que ahora estamos
mucho más adelante en el camino
resulta que está añejo nuestro vino
resulta que avanzamos y avanzamos.

De pronto sin pensarlo un día cualquiera
escucharemos un «papá» inocente
y nos daremos cuenta de repente
que abandonamos ya la primavera.

Y seremos los viejos del mañana
los del andar cansado y despacito
seremos de los niños ese mito
esa verdad tan rara y tan lejana.

Ahora empezamos a sentir la muerte
como una realidad inapelable
astuta poderosa inderrotable
surperior a la ciencia y a la suerte.

Lloramos por los viejos que se han ido
que nos dejaron solos sin permiso
que se marcharon sin ningún aviso
sin tan siquiera haberse despedido.

Que somos egoístas y lloramos
de rabia y de miedo y soledad
ahora estamos solos de verdad
y sin saber siquiera a dónde vamos…