PEBdE, Número OCHO, diciembre 1993

La cita, LOPE DE VEGA «Soneto»

Un soneto me manda hacer Violante,
que en mi vida me he visto en tal aprieto,
catorce versos dicen que es soneto:
burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante,
y estoy en la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando
y aun parece que entré con pie derecho
pues fin con este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que estoy los trece versos acabando:
contad si son catorce, y ya está hecho.

LOPE DE VEGA
«Soneto»


ATENCION

Fue entre todos brillante colosal sonetista
niño libre atrevido alma pura hombre bueno
bosque verde y tranquilo río manso y sereno
soñador de imposibles generoso y artista.

El amor en su paso fue una amarga conquista
mas no tuvo reparos en tomar el veneno
de esta vida traidora donde todo es ajeno
donde aguarda la muerte siempre joven y lista.

Además del poeta rescatemos al hombre
al que quiso con todos compartir de su pan
al que nunca buscara darle brillo a su nombre.

Rescatemos sus versos que olvidados están
y domingo a domingo que Domingo se asombre
de saber que sabemos que es Martínez Luján.


Adán Felipe Mejía «El Corregidor»
MARTINEZ LUJAN NO PROBABA LICOR… (Fragmento)

Martínez Luján trajo a las letras nacionales una elegancia de pura ley cuando nuestros bardos de fama lloraban por Graciela y Julieta en versos ripios… Cuidó de la pureza del vocablo. Amó la frase justa, cultivó el bien decir, la imagen bella, la fina idea, la intención certera. Plugo de filigranas y gallardías de expresión. Su pluma fue sapiente y recorrió los géneros completos. Fue fácil y abundante. Satírico terrible, lapidó vanidades elefánticas en sonetos pulidos; y no dejó títere alguno, plumífero o letrado, sin recibir las púas de su erizada charla metrallera… Bohemio empedernido, recorrió los hospitales de la ciudad sin excepciones, irrogándose grandes temporadas en ellos… Veraneó largamente en el asilo de alienados. Renegó de las gentes y las cosas por hábito adquirido. Leyó todo lo antiguo y lo moderno. Criticó todo escrito. Se fingió malo, acaso por ocultar su gran bondad y su dolor eterno… Y bebió mucho vino según dicen…»


Federico More
MEDIO SIGLO DE ANDANZAS (Fragmento)

…se limitó a cantar esa alegre elegía que empieza diciendo – mientras lloren las viñas / yo beberé sus lágrimas -. Estos dos versos salvan a un poeta y consolidan una gloria y una fama. (…) Dejó una obra trunca y vaga en la que el genio es un relámpago. No le fueron conocidas la piedad y la ternura. Nadie se las brindó.


Domingo Martínez Luján (1872-1933)

Nacido en Lima, probablemente, el 20 de diciembre de 1872 y fallecido en el Hospital Dos de Mayo de la misma ciudad el 16 de febrero de 1933, Domingo Martínez Luján es una de esas grandes figuras de las letras peruanas que han sido olvidadas por la literatura oficial. Quienes saben consideran que fue, junto con Chocano, el primero de nuestros líricos romanticos. Poeta por excelencia, dominó de manera ejemplar y extraordinaria el soneto, su obra se encuentra desperdigada en diversos periódicos de Lima tales como «El Tiempo», «La Revista Semanal», y «La Crónica».

JULIO CESAR

I
Esto vieron los dioses, asombrados,
desde el Olimpo: en procesión sangrienta,
para la especie racional afrenta,
iban célebres hombres victimados.

Pueblos y razas y épocas, manchados
en sus verdugos y asesinos: lenta
vanguardia del combate en la tormenta,
va, cara al porvenir, contra los hados.

Abel, Sócrates, Cristo: muchedumbre
de varones dolientes, les arroja
un agónico sol purpúrea lumbre…

Súbito César, entre tantas vidas
truncadas, pide un puesto: se despoja
del manto y muestra veintitres heridas!

II
Esto los dioses ven, y, conmovidos,
olvidan sus simbólicos placeres:
ellos también, aunque divinos seres,
están a las pasiones sometidos.

A Júpiter pregutándole rendidos:
-¡Oh, Jove, dios de dioses! ¿Tú prefieres
al marido de todas las mujeres,
o a la mujer de todos los maridos?

El soberano del Olimpo mira
a sus postrados súbditos cubierta
la faz por una máscara: por su ira;

Y les responde: «esa alma fulgurante
no podía salir por una puerta,
le abrieron veintitres». ¡Apolo cante!

La Crónica, enero 24 de 1915

LA CRITICA Y EL ARTE

La crítica padece de una incansable anemia:
no es joven ni es hermosa, no es frágil ni virtuosa;
si tiene o tuvo amores lo saben sus rencores
que en ella tiene el odio caracteres de endemia.

La sátira que siempre con ironías premia,
en todos los solsticios los grandes sacrificios,
viendo a la solterona – entre seria y burlona –
le dio la portería vacante en la Academia…

Pues sobre los castillos que alzan las ilusiones,
montaron los artistas sus geniales conquistas
y a la Academia fueron rimando aspiraciones.

-«¿El Arte?» preguntaron. La Crítica oyó el ruido:
sale con las miradas repartiendo estocadas,
y les responde: -«¿El Arte?… ¡Aquí nunca ha vivido!».

La Crónica, enero 27 de 1915

NAPOLEON

NAPOLEON
al Kaiser

No lo dijo Manzonni, épico misionero,
cuando orquestó la gloria del héroe en un clarín;
ni en sus juicios finales Victor Hugo primero
ni en su lírica untuosa lo dijo Lamartine.

Si no sabéis del alma del mártir prisionero,
porque el alma no tiene ni principio ni fin;
sabed de la materia del dios aventurero
que tuvo la pirámides de Egipto por botín…

Cuando murió los sabios el cráneo le rompieron

– porque la ciencia es siempre la Santa Inquisición –
y de ese cráneo roto mil águilas salieron…

Después siguió la ciencia su audaz profanación:
el cuchillo en la carne del cadáver hundieron
¡y a la izquierda del pecho le encontraron un león!

La Crónica, enero 29 de 1915

EL AÑO NIÑO

Cuando yo no sabía del placer y el dolor,
porque era mi inocencia así como una flor,
unos hombres extraños -cuando se iban los años-
me decían: ¡se llevan todos mis desengaños!

Como era el «año nuevo» y me daban propinas,
sus frases de ese entonces se me antojaban finas
y sólo por propinas llenaba ese deber
de comprar golosinas y dudar o creer.

Ahora fumo cigarros y cometo desbarros.
Ahora, por saber mucho, no sé quién fui ni soy,
no sé de dónde vine, ni sé a qué parte voy.

Y ahora como conseja, que no como consejo,
no llamo yo «año viejo» -¡ante la Eternidad!
a un año que fallece sólo a un año de edad.

diciembre 31 de 1917 (?)

¡PRESENTEN ARMAS!

(Ante el cadáver del doctor Hermilio Valdizán)

Jamás la Musa del Dolor Cristiano

– ni en las angustias de mis peores días –
romper supo mis voz en elegías,
claudicaciones del concepto humano.

Para tí, ahora difunto veterano,
que a flor de la trinchera, producías;
¡vayan en ronda triste de armonías,
mis tristes voces a tu mundo arcano!

¡Venga, aquí, a prosternarse, reverente,
ante el hecho fatal que Dios consuma,
deudora tuya: numerosa gente!…

¡Ya tu recuerdo mi memoria inhuma,
y, como un varonil sobreviviente,
presento el arma de mi vieja pluma!…

diciembre 26 de 1929